5 feb 2006

Cuento. (Parte 1)

Aquí les dejo la primera parte de un cuento que escribi hace no mucho, espero les agrade y pronto publicaré la segunda parte.

Fin.

El día transcurría con la rutinaria normalidad, sólo restaba terminar algunos detalles que le aligerarían la carga de trabajo el día siguiente. A pesar de ello Joel no dejaba de maldecir su trabajo. Diariamente entre acomodar archivos, sacar copias, entregar paquetería y realizar múltiples favores a quienes trabajaban en la oficina, se le iba la vida.

- ¿Por qué no me toco otra vida? Dijo frunciendo el ceño mientras se ponía su chamarra. Se disponía ir a su casa. Camino hasta la salida despidiéndose de algunos qué por no trabajar tan arduamente como él todavía tenían bastantes pendientes.

- Espero nadie pida nada, no sabría como decirle que no. Pensó mientras apresuraba el paso para no dar cabida a comentarios más largos que la simple frase de despedida.

Ya por fin afuera del edificio de dos pisos, lugar donde trabajaba en el mismo puesto desde hace ya ocho años, vio como aun la luz que proveía el sol era bastante. Miró su reloj, lo había comprado por solo veinte pesos en un puesto ambulante, marcaba las 5:36 p.m. Estaba a punto de decidirse caminar hasta su casa, se ahorraría los cuatro pesos que le cobraría el microbús, pero su cansancio era muy grande. Aun así el transporte lo dejaría lo bastante lejos para tener que caminar veinte minutos hasta su casa.

Abordo, el chofer no tenia muy buena cara. Se preguntó la razón de tener que aguantar a una persona malhumorada, una mas en ese intento de cuidad. Decidió hacer caso omiso y se sentó. Le extraño que estuviera casi vacío el microbús, con él apenas sumaban 3 pasajeros. Miró todo el camino hacia la ventanilla, nunca encontró nada que llamará su atención. Cuando se acercaba a su destino volvió a mirar hacia adentro del microbús, era ya el único pasajero.

Bajó, y miro a lo lejos el único camino que conducía a su pueblo. Ya no era de tierra gracias a la magnifica obra del municipio, regar grava por el camino. Parecía que no tenía mucho que había llovido.

- Al menos no me enlodaré los zapatos. Pensó.

Parte de él no quería llegar a su casa, sabía perfectamente que no encontraría recibimiento. En ese instante le llegaba una pregunta a la mente. ¿Para qué apurarse en el trabajo?, solo regresaba a una casa sola y triste. Hacia tiempo que su única familia, su padre, había muerto. Al menos trabajando convivía con otras personas.

- ¡¡Bah!! Qué caso tiene convivir con esas personas. Nadie vale la pena.

Poco a poco se acercaba a su vivienda, bastante modesta, pero vivía solo, no le importaban los lujos. Tampoco tenía el dinero para dárselos. Ya había entrado a las calles empedradas de su pueblo. No era un pueblo de esos coloniales que salen en la televisión, era un pueblo abandonado por el tiempo. Con casas de adobe, las más nuevas ya eran de tabique. Portones de madera, balcones, y en el centro una pequeña iglesia frente al kiosco. A pesar de las carencias siempre se respiraba alegría, se veía niños jugar en las calles, ancianos sentados en los balcones, mujeres intercambiando los últimos chismes, hombres regresando de la ciudad después de un día de trabajo. Era raro que apenas a cuarenta minutos de la ciudad hubiera un pueblo tan carente de todo.

Sin embargo esta tarde no era normal, siendo las 6:15, se respiraba algo raro. Sólo alcanzo a ver un par de personas caminando a prisa. Los perros ladraban y aullaban más de lo normal. No puso atención y camino hasta su hogar. Se tomaría un vaso de leche y dormiría.

Abrió la alacena y se dio cuenta que no había su tan ansiada leche. Tendría que salir a comprar. Maldijo por enésima vez en el día. Camino hasta la tienda de Doña Toña. La encontró cerrada. Tocó encontrando como única respuesta el sonido del viento. Empezó a caminar cuando se abrió la puerta.

Mientras pagaba trataba de recordar sino le hacia falta algo mas, ya no quería salir. Además esta tarde en el pueblo se respiraba miedo. Tomo su bolsa con leche y una lata de atún, decían que era bueno comer pescado. Emprendió el camino a casa.

Continuará...

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